Ricardo Schiariti: Mentalista, actor y boludo autóctono (Primera parte)

La "Enciclopedia de garcas argentinos" tiene sin dudas un lugar destacado para Ricardo Schiariti. Se hacia llamar Metapsicólogo, Vidente, Futurólogo, Mentalista, pero nada mejor para definirlo que "mentiroso".
Todo comenzó en los 80. Recibido de enfermero se fue a trabajar un hospital del sur de la Argentina, pero antes tuvo una breve incursión como actor de telenovelas: "En realidad yo quería ser cantante, o actor, incluso llegué a trabajar como actor en alguna telenovela sudamericana que también se emitió en España. Pero como actor era un boludo. Además yo no elegí. La gente me llevó a curar, a ayudarles, y eso es lo que debo hacer. Todos tenemos una misión en la vida" aseguró hace un tiempo en una entrevista. Lo cierto es que allí comenzó una carrera a base de mentiras. "En el Sur, un día explotó una cantera y muchos de los obreros que trabajaban en ella quedaron mal heridos. No había medicamentos y la gente se moría. Entonces, al ver que se me iban entre mis manos, los comencé a tocar, los apretaba fuerte, y los obreros dejaron de gritar. Yo les calmaba el dolor" contó alguna vez en su programa. De a poco vio la veta y empezó a realizar predicciones que eran publicadas en los medios, con lo que comenzó a hacerse conocido, y de la mano de la fama pudo cobrar cada vez más por sus consultas. "Al principio no cobraba por las curaciones, lo hacía todo gratis, pero la gente al no cobrarles creían que era un chanta, un timador, que no era auténtico. Así que tuve que empezar a cobrar. Aunque sea una pavada la gente no valora lo que no paga" aseguró, no vaya a ser que sea acusado de chanta.
Poco después, en 1989, Schiariti publicó su autobiografía "El Hombre Impar", que en 1993 reeditaría bajo el título de "Revelación del Nuevo Ser", en la que realizó algunas predicciones y se definió como alguien "paranormal, un brujo, un curandero, un vidente, un poseído".
Lo cierto es que de a poco logró estrechar lazos con la farándula y se convirtió en un consultor, en el "vidente de los (menos) famosos".
En 1991 fue invitado al programa de ATC "Metete", conducido por Luisa Delfino y Horacio De Dios, en el cual integrantes del CAIRP (Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia) lo desafiaron a que mostrara en vivo sus "poderes". A pesar de que la recompensa por tal acto era de u$s 10.000 Schiaretti se negó, tal vez por que sabía que en el CAIRP había ilusionistas profesionales que podían descubrir sus trucos, y dio una excelente respuesta: "Yo no me llamo 10 mil dólares".
Igualmente, a base a practicar juegos de adivinación, futurología, ilusionismo y magia, se paseó por varios programas de televisión, fue habitué de los almuerzos de Mirtha Legrand y logró atrapar a varios incautos.
Gracias a lo anterior, se convirtió en el único mentalista argentino que llegó a tener su propio ciclo en televisión. En 1994 condujo "La hora extraña", que llegó a promediar los 12 puntos de rating en la medianoche de América TV, en el cual popularizó la frase "Yo te ayudo a que te ayudes". En el programa atendía llamados del público, adivinaba su futuro y en ocasiones intentaba hipnotizarlos a través del televisor. El "problemita" es que nunca acertaba y los que llamaban lo dejaban en evidencia al aire. Lo único que lograba era engañar a los invitados en el piso, muchos de ellos famosos clase b, utilizando sus viejos trucos.
Pero más allá de sus pifiadas, el tema que provocaba mayor indignación era que este "metapsicólogo" cobraba 300 dólares por consulta y mucha de esa plata era abonada por gente desesperada, que se endeudaba intentando pagar las soluciones mágicas a sus problemas que les prometía Schiariti. Y eso que no queremos ahondar en el ejercicio ilegal de la medicina que el amigo Ricardo podría haber estado llevando a cabo...
Pero además de la indignación que generaba, de a poco comenzaron a llegar las burlas y las parodias, siendo "Un espacio mentalista" de Alfredo Casero la más recordada (acá se puede escuchar un audio).
Incluso el merchandising de Schiariti se extendió por aquellos días, ya que además de la reedición de su autobiografía, y de presentarse en distintos teatros del país, sacó a la venta "Música Para Sentirse Bien", un CD que posteriormente contara con un segundo volumen.
Por aquel entonces aceptó presentarse en "Memoria" para ser sometido a la "máquina de la verdad", aquella a la que Chiche Gelblung supo exprimir durante un tiempo. Ni el detector le creyó, y eso que es sabido que con entrenamiento cualquiera puede engañar a estas máquinas.
Así iban las cosas para "Richard", pero algo estaba por cambiar su carrera. Los detalles, en la segunda parte de la nota...