Dentro del cine existe un subgénero al que podría llamarse "películas de fin de semana". No es por que son para ser vistas en ese lapso, si no que uno al verlas tiene la sensación que no tardaron más que eso en filmarla. "Charly, días de sangre" (1990) es un claro ejemplo.
Dirigida por Carlos Galettini, cuenta con un elenco de lujo: Fabián Gianola, Adrián Suar, Norman Briski, María Pía y un par de actores más (literalmente, por que no aparece nadie más en el film).
La historia central trata precisamente sobre Charly (Fabián Gianola), un joven timido con un terrible pasado. Su hermano murió en un incendio cuando le salvó la vida y eso es algo que no puede olvidar. La cuestión es que un día su padre (Norman Briski) para levantarle el ánimo le aconseja que haga una fiesta el fin de semana con sus amigos en la quinta familiar, la misma donde murió el hermano de Charly... algo que se nota a las leguas que va a salir mal.
Increiblemente, a él le parece una buena idea y se va junto a 2 amigos y 3 amigas, o sea, hay ánimo de partusa desde el arranque.
La cuestión es que el muchacho del título la juega de "pobrecito" y así se levanta a Sandra (Julieta Melogno) que al rato ya esta mostrandose desnuda, cosa que un joven Fabián Gianola tampoco tiene problemas en hacer. Pero llega la noche y el espíritu de su hermano muerto resurge en Charly, lo que transforma al protagonista del film en un asesino serial... cosa de la que nos damos cuenta por que tiene el rostro quemado y pone cara de malo.
Lo más destacado del film, es en realidad que forma parte de un pasado oculto de sus protagonistas. Además, es la primera película producida por el pequeño Adrián Suar, y aunque él asegura que la primera es "Comodines", se nota su mano: la filmó en la quinta de su amigo Orlando Netti. Eso lo dice todo.

8 comentarios

Anónimo dijo... @ 9:18 a.m.

Una de las películas argentinas mas bizarras.

Anónimo dijo... @ 1:41 p.m.

bizarra??? es una pelicula avergonzante. Mereceria desbancar a "Plan 9 del espacio sideral" o a cualquier otra de Ed Wood en el podio de la peor pelicula de todos los tiempos. Y no exagero.

Trovador urbano dijo... @ 1:35 a.m.

si la ubieran hecho en estados unidos se la ubiese fumado todo el mundo el tema es que es argentina aparte es arte y el arte es subjetivo por ende no se puede juzgar ya que lo que a vos no te gusta le puede gustar a otro ed wood fue un incomprendido y hoy es un director de culto asi que abrojando por favor

Anónimo dijo... @ 2:51 p.m.

Una cagada atomica. Y una verguenza. Cualquier pelicula Indu esta 1000 veces mejor hecha. Trovador urbano, te doy arte, te vendo un sorete mio con forma del personaje "Charly" a $1251, ponete en contacto conmigo asi arreglamos.
Supongo que escribir sin "h" y "abrojando" es parte de escribir con arte...

Alejandro de "atarilin"

Anónimo dijo... @ 4:14 p.m.

Está bien que a uno no le guste, o no aprecie semejante joya fílmica, pero joderlo al pobre T.U. por sus faltas, cuando vos escribís "Indu", supongo que por "hindú" (queriendo referirte a "indio", que es la nacionalidad y no una de las religiones de la India) no me parece cool...

Suar Nadria (el indio)

Anónimo dijo... @ 1:41 p.m.

Sarmiento y Borges solían usar en sus textos manuscritos la i latina "i" a modo de conjunción, en lugar de la y griega o ye ("y"); Vicky Xipolitakis y el fan de Wanda en cambio, escriben la conjunción "y" como corresponde según lo estipulado por la RAE.

El lenguaje es un sistema de símbolos cuyo ejercicio presupone una experiencia compartida, su función es trasmitir tal experiencia desde el que la tuvo hacia el que no la tuvo, ya sea esa experiencia un pensamiento, un relato, un poema, una orden, una descripción o la explicación de una teoría. Es el uso y la razón lo que crea el lenguaje, no la RAE que meramente se limita a recogerlo luego de creado. Dicho de otra forma: Es el mercado lo que crea y modifica el lenguaje, no una ley emanada de una academia de "iluminados". Es la ley consuetudinaria, es decir, el orden espontáneo determinado por un equilibrio de fuerzas entre la razón y el uso y costumbres de los habitantes de un determinado territorio, lo que crea y modifica el lenguaje, no es un organismo paraestatal como la RAE. El lenguaje es un medio para la transmisión de conocimiento, no es un fin en sí mismo ni siquiera en el caso de la creación poética, salvo que nos olvidemos del sentido del poema y sólo nos concentremos en el sonido musical de las palabras.

Siendo así las cosas, la gramática y la ortografía son meros instrumentos a los fines de la mejor comprensión del lenguaje escrito, no son un fin en sí mismo tampoco, se usa la gramática y la ortografía para la mejor comprensión de un texto que de otro modo sería arduo de comprender o directamente incomprensible, pero -si con una pésima gramática y una pésima ortografía- el mensaje se trasmite a la perfección, la gramática y la ortografía pasan a ser lujos prescindibles sólo ostentados por quienes temen que sus mensajes sean insustanciales.

Sin tanta teoría, importa un cuerno escribir hindú, indú, indio, hindio, o patoruzú; importa que se entienda qué es lo que se quiere decir primero, y que sea algo que valga la pena de ser dicho segundo. Si el pensamiento ajeno es contradictorio, se marca la contradicción; ahora, si el pensamiento contradictorio es el nuestro, y el pensamiento no contradictorio que nos marcó nuestra contradicción fue escrito con errores ortográficos, marcar tales errores tiene el único objeto de intentar ocultar la supremacía del pensamiento ajeno respecto del propio. Peor aún es hacer una corrección ortográfica a algo que está ortográficamente bien escrito.

Todo el que hace una crítica gramatical u ortográfica a un pensamiento claramente expresado que con armas nobles* no se puede rebatir, es un canalla que quiere hacerse pasar por dueño de la verdad cuando sabe que la verdad la posee quien puso mal un tilde o una conjugación verbal.

Anónimo dijo... @ 1:43 p.m.

Los que hacen correcciones ortográficas o gramaticales son siempre filo marxistas reprimidos o declarados; vulgares psicobolches que en el tono solemne propio a quienes intuyen la insustancialidad de su mensaje, quieren imponer -a quienes se expresan a la perfección prescindiendo de amaneramientos verbales tales como tildes escritos y haches mudas- pueriles correcciones sustentadas en el orden central y tiránico de la RAE. La ley suprema que rige el lenguaje es la misma que rige todo lo que el hombre puede aprender hasta que parta al mas allá: La razón humana. Un pensamiento irrazonable escrito con impecable corrección gramatical y ortográfica no vale nada; un pensamiento de Aristóteles plagado de errores gramaticales y ortográficos vale oro.

* La única arma dialéctica noble que existe es la razón, corregir a quien tiene la razón apelando a armas subalternas es una forma hipócrita, cobarde y elíptica de darle la razón.

** En cuanto la asignación de un determinado sonido a un determinado concepto, el lenguaje -como lo demostrara Platón en el célebre diálogo de Cratilo- es uso; en cuánto a la articulación con que se combinan las palabras y a las ligeras modificaciones que sufran las mismas en función del contexto, el lenguaje es razón. Como una lima de carpintero, en el decurso del tiempo la razón va puliendo los usos irrazonables desde sus inicios o que un nuevo contexto volvió irrazonables; de igual modo que ya es correcto escribir setiembre al igual que septiembre, llegará un día que será correcto escribir ombre al igual que hombre. Transcurrían un par de décadas o siglos tal vez, y ya será incorrecto escribir septiembre y hombre.


¿Qué es mas valioso?: la obra de Shakespeare plagada de errores ortográficos y gramaticales, o la obra de Paulo Coehlo escrita sin un sólo error gramatical ni ortográfico?

Unknown dijo... @ 11:47 p.m.

Muy cierto todo...Encima bien escrito

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